Soy Jordi Vallmaña, Director General de Cementiris de Barcelona (Cementerios de Barcelona), empresa 100% municipal, que gestiona los 9 cementerios de la ciudad, más los 2 centros de cremación, con un total de 9 hornos. Cementiris de Barcelona tiene, también, la finalidad de promocionar estos recintos como centros o polos de atracción cultural o turística de la ciudad de Barcelona.
Esta empresa nació en el año 2006, cuando el Ayuntamiento de la ciudad propone separar el servicio funerario del servicio de cementerios, según la legislación sobre servicios funerarios, de cementerios y de crematorios, que indica que los servicios funerarios son independientes, y por tanto privados, de los servicios de cementerios que son competencia del municipio, es decir de prestación pública.
Turismo de cementerios
Es en este momento cuando, al separarse la gestión de los cementerios, se me plantea la responsabilidad de gestionar estos recintos de la ciudad. También es en este año cuando, todo el equipo de Cementiris de Barcelona, conmigo al frente, iniciamos este camino de dar reconocimiento a los cementerios de la ciudad como bienes de valor patrimonial y cultural. Entendíamos que, durante muchísimos años, estos cementerios o recintos habían permanecido escondidos, cerrados a la ciudad, a los que los ciudadanos de Barcelona accedían una vez al año por la festividad de Tots Sants (Día de los Difuntos), el 1 de noviembre, o el día en el que iban a despedirlos para a darles el último adiós. Nosotros creíamos que estos recintos merecían un trato diferente, especial, ya que eran auténticos museos al aire libre con un gran potencial cultural y debían ponerse al servicio de la ciudad de los vivos.
En el año 2007 iniciamos el proyecto de dar a conocer los cementerios como bien turístico. En ese momento fuimos muy precavidos y muy cautos al utilizar la terminología turística porque éramos conscientes que lo que estábamos haciendo era novedoso, nunca se había hecho esto en estas latitudes y, por tanto, utilizar la palabra turismo para mostrar los cementerios podía ofender o molestar a una parte de la población. Durante varios años hemos utilizado la terminología cultural: visitas culturales, rutas culturales, acontecimiento cultural; porque era una terminología más universal y quizás menos ofensiva. Pero la experiencia nos ha demostrado que, después de 8 años, podemos hablar abiertamente de turismo sin ningún temor, puesto que, en realidad, es lo que se está haciendo y desde que utilizamos este término nunca hemos tenido queja alguna.
La visión cultural de la muerte
La cultura de la muerte es una cultura muy autóctona, muy propia de cada región, de cada zona, e incluso, en una misma zona geográfica más o menos pequeña puede haber diversidad de visiones. En Barcelona, por ejemplo, la forma de entender la muerte no es la misma que a 200 km o 150 km de distancia. Los que estamos trabajando en este sector y llevamos bastante tiempo, somos muy conscientes de ello porque lo hemos vivido en primera persona.
Por ejemplo aquí en Barcelona, las familias recuerdan a sus difuntos visitándolos, limpiando los elementos del propio nicho, de la tumba o sepultura, se les reza un padrenuestro a los creyentes (la religión católica es la mayoritaria), normalmente toda la familia o la mayoría de ella, esto puede durar entre 20 minutos u hora y media, como mucho.
En Catalunya, y esto es bastante propio de todo el arco mediterráneo: el Levante español, Francia, Italia y pocos países más, existen las construcciones en vertical, lo que llamamos nichos, normalmente son de 4 a 7 pisos de altura en función de los cementerios. Acostumbran a ser concesiones funerarias con una duración de 50 años, que acostumbran a ser familiares, pudiéndose renovar dicha concesión.
Cementerios en números
En cuanto a los datos numéricos referenciados a los cementerios de la ciudad de Barcelona, los 9 recintos de cementerios de la ciudad ocupan un total de 2 millones y medio de metros cuadrados (250 Ha.). En este cementerio, el de Poble Nou, hay un total de 30 mil sepulturas. En los 9 recintos de Barcelona existen 336 mil sepulturas. El más extenso, en cuanto a número de sepulturas, es el de Montjuïc, con un total de 150 mil, le sigue el cementerio de Collserola con 70 mil y los demás cementerios de la ciudad de Barcelona, estarían entre 10 mil y 30 mil sepulturas.
El más antiguo es éste, el Cementerio del Poble Nou, que data de 1817, por tanto saber cuántos difuntos hay enterrados es bastante más difícil.
Organización y economía de la muerte
Aquí en Barcelona, como es habitual en el estado español, cuando hay una defunción, los familiares de este persona difunta deben acudir obligatoriamente a una empresa funeraria, las empresas funerarias, mayoritariamente, son empresas privadas, estas son las que posteriormente se ponen en contacto con la empresa de cementerios, que es la que se ocupara de dar sepultura o cremación al difunto. No es habitual que la familia acuda en primera instancia a la empresa de cementerios, porque quien se encarga de la vestición del difunto, de la sala de vela, del traslado, de la ceremonia, es la empresa funeraria.
En la zona de Barcelona, las personas que mueren y no tienen recursos económicos tienen derecho a ser enterradas sin ningún tipo de coste, es lo que llamamos entierros de beneficencia, y, en este caso la empresa de cementerios pone a disposición de estos difuntos unos nichos durante 5 años. El entierro, y esto es importante recalcarlo, tiene las mismas características que cualquier otro entierro que sea de pago económico.
Debemos tener en cuenta que en España, a diferencia de lo que ocurre en otros países de la Unión Europea, existe un seguro de deceso o de muerte, producto que pertenece a las compañías aseguradoras. Este producto surgió y se dio a conocer a partir de 1939, después de la Guerra Civil Española. El pago de este seguro da como resultado la exención de cualquier gasto que surja a raíz del deceso, puesto que la empresa aseguradora corre con todos los gastos funerarios. Actualmente un 60% de la población tiene contratado este seguro de deceso.